Eduardo

“Adoro la motivación de estos chicos. Son capaces de acabar por el suelo solo por marcar un gol con la jugada que hemos trazado en el aula”

Tan solo lleva dos años impartiendo formaciones, siendo este el primero en que lo hace con chicos en riesgo de exclusión social, pero Eduardo ya comienza a percibir la gratitud y reconocimiento que su trabajo despierta. “El grupo que me ha tocado es fantástico. Hasta en las clases teóricas, que pueden alargarse hasta tres o cuatro horas, responden con atención y curiosidad”, explica este formador, rompiendo así con cualquier generalización estigmática asociada a la concentración de estos jóvenes.

En este sentido, Eduardo justifica un interés que le parece lógico: “en el momento en que escoges una formación deportiva, las ganas de aprender y la motivación ya existen”. Su inclinación por impartir temáticas prácticas que refuercen la implicación de los miembros del grupo también contribuye a ello: “les hablo sobre nuevas tecnologías aplicadas al deporte, acciones que deben llevar a cabo los jugadores sobre el campo o de competencias transversales que ayudan a los atletas a crecer como personas”.

Ni tan siquiera algunos casos aislados de ausentismo suponen un problema para la formación según Eduardo: “Se entienden y respetan porque pueden tener una relación complicada con sus entornos. Además, siempre hay una implicación compensatoria posterior”.