Con sólo cinco años, Ainoa fue llevada con su hermana a Almería a un centro de menores hasta que parte de su familia materna se hizo cargo de las dos. A los 12 años volvió a Cataluña, sin la hermana, pero continúa viviendo tutelada, lejos de su madre, con quien mantiene una relación difícil. Su experiencia vital la ha hecho una chica de carácter, y con el tiempo ha ganado en autocontrol.
“Ahora eres más consciente de lo que te pasa y te preguntes por qué. Cuando eres pequeña sólo piensas en jugar”, recuerda. INSERsport le ha ayudado a evadirse de sus problemas a la vez que le da una oportunidad laboral. “Salgo y me distraigo. Y no estoy pensando todo el tiempo por qué estoy en un centro”, asegura. Ainoa ha hecho el curso de la Federación Catalana de Voleibol para poder hacer de árbitro. “Me lo he pasado bien al curso y los profesores me han ayudado mucho. Los voluntarios también. Gracias a ellos he pensado en la gente que tiene problemas, pero lucha por sus objetivos y sus sueños”, explica.
“Me he sentido muy a gusto con las clases, me habéis entendido. Los profesores no me han presionado y han ido a mi ritmo. Están por ti para que no te pierdas”, asegura. Después del curso, quiere seguir estudiando: educación infantil, integración social y criminología. De momento, acabará la ESO y compaginará los estudios con el trabajo. Con INSERsport ahora tiene un acceso más al mercado laboral.
“¿Que qué he aprendido? Que todo esfuerzo tiene su recompensa”, remacha Ainoa.