Con sólo 17 años, Maite ya tiene definidos dos elementos que sólo se forjan con tiempo y madurez: sus valores y su autoconocimiento. «Soy buena persona con todos, intento transmitir respeto y amabilidad», afirma orgullosa. Y es que, en INSERsport, no todo es preparación y formación para una salida laboral.

Por ello, sus perspectivas de este proyecto trascienden el ámbito puramente económico o de conveniencia: «con esta iniciativa solo esperaba llevarme una buena experiencia y motivación para seguir estudiando». Gracias a esta perspectiva de la instrucción, Maite se ha convertido en una compañera muy valorada por el grupo y el equipo de personas que lo rodean.

Aconsejada por un trabajador del personal de la Escuela Oportunidades de Sant Adrià del Besós, Maite vio en el curso de árbitro de fútbol sala una buena forma de ocupar las tardes que no dedica al kick-boxing. «Apuntarse a INSERsport vale mucho la pena. A quien dude, le diría que no debe dejar pasar la oportunidad; que no hay que tener vergüenza, porque es un proyecto maravilloso.»